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El Imperialismo (página 2)




Enviado por Karla Carreño



Partes: 1, 2

A partir de principios del siglo XIX, la función
económica se vuelve predominante porque corresponde a la
lógica misma del capitalismo, que busca el control de las
materias primas y de los mercados. Sin embargo, su
carácter nacional es todavía central en este
período, y es Gran Bretaña el prototipo de este
tipo de imperialismo. Las conquistas coloniales de Africa; La
presencia colonial de Alemania en Africa no fue tan intensa como
la de sus rivales Inglaterra y Francia, debido al colapso que
sufrió el imperio teutón con la derrota en la
Primera Guerra Mundial (1914-1918). En la Conferencia de
Berlín, celebrada de 1884 a 1885, Inglaterra, Francia,
Alemania y Bélgica discutieron sobre los territorios en
que querían imponer su dominio colonial y se repartieron
el continente. Como suele ocurrir en las conquistas de
rapiñas, muy pronto las potencias coloniales entraron en
contradicciones. Afloraron las ambiciones por apoderarse de
territorios que quedaron en poder de metrópolis rivales.
La conflagración mundial en que Alemania salió
derrotada, hizo que perdiera sus colonias africanas. Su presencia
se extendió a la actual Tanzania, Camerún, Togo,
Namibia y Witulandia, este último un pequeño
enclave en el Africa oriental que posteriormente Inglaterra
incorporó al territorio de Kenya en particular fueron
características de la partición del sur entre zonas
de influencia y explotación. Después de la Segunda
Guerra Mundial es EEUU quien toma el liderazgo del imperialismo,
con una cierta competencia con los dos otros polos de la triada:
Europa y Japón. El análisis del fenómeno ha
tenido su desarrollo.

Ya Carlos Marx señaló en El Capital la
tendencia a la concentración del capitalismo, lo que
implica necesariamente su tendencia a adquirir un carácter
internacional. En su obra de 1904 El imperialismo, J.A. Hobson
estableció la diferencia entre el capitalismo de libre
intercambio, que caracterizó el siglo XIX, con bases
predominante nacionales, y el capitalismo de monopolio, que se
desarrolló después con exigencias de
dominación internacional. R. Hilferding, en 1910,
insistió sobre el carácter creciente del capital
financiero y sobre la importancia del Estado para apoyar el
desarrollo capitalista. Rosa Luxemburgo estudió el
expansionismo y la agresividad de los grandes poderes,
desembocando en el militarismo, todo ello en función de la
lógica de la acumulación del capital.
Evidentemente, es Lenín quien publicó el libro
más conocido al respecto: El imperialismo, fase superior
del capitalismo (ver anexo 8)

Ensayo de vulgarización, en 1917. Explicó
el imperialismo como el resultado de la fase monopolista del
capitalismo: más y más concentración y
cárteles para apropiarse de los recursos del mundo;
exportación de capitales y no solamente de
mercancías; parasitismo de las burguesías;
explotación de las naciones oprimidas… Insistió
sobre la vinculación entre el sistema económico
predominante y los problemas políticos del tiempo, en
particular la guerra. Hoy día, imperialismo significa la
articulación de todas las partes del mundo en un sistema
mundial único, caracterizado por las desigualdades de
desarrollo, desigualdades no en función de lo que algunos
llaman un "retraso" de ciertas naciones frente al dinamismo de
otras, sino como exigencia de la lógica misma de la
acumulación del capital (el intercambio
desigual).

Es lo que Samir Amín, un economista egipcio,
llama el "imperialismo colectivo", constituido por las grandes
empresas transnacionales, muchas veces con capital de varias
partes del mundo. Frente a la tendencia -típica del
sistema capitalista- de una degradación de la tasa de
ganancia (que Marx ya había señalado), la salida es
encontrar siempre nuevas fronteras de acumulación del
capital. Durante mucho tiempo eso significó conquistar
territorios. Hoy es diferente y por eso el capital no se opuso a
la descolonización. Hoy el papel del capital financiero es
predominante. La extracción del sobreproducto se hace por
medios financieros (pago del servicio de la deuda, tasa de
intereses, paraísos fiscales, entre otros) o
jurídicos (reglas de la Organización Mundial del
Comercio, programas de ajuste estructural, establecimiento de
"zonas de libre comercio", como el ALCA).

Nunca antes, aun durante el tiempo más duro de la
colonización, las metrópolis del norte extrajeron
tantas riquezas de sus periferias del sur como hoy día.
Sin embargo el capital debe apoyarse sobre el Estado para
garantizar su estabilidad, asegurar el respeto de la propiedad y
de las ganancias, crear condiciones favorables a la
acumulación, como la exención de impuestos, el
establecimiento de infraestructuras, la formación de la
mano de obra, la reducción de su precio, etc. Eso se
verifica en particular en períodos de crisis, donde se
favorece el dirigismo político, hasta las dictaduras, y la
militarización (buen medio de corregir las crisis de
consumo y de sobreproducción, sin hablar de la
función muy positiva de la fabricación de armas,
manera de hacer pasar fondos públicos a manos privadas).
Frente a la internacionalización de los procesos
económicos, las grandes instituciones financieras hoy
día un papel similar, al servicio del proyecto
neoliberal.

Hoy es EEUU quien, como única superpotencia
mundial, asume este papel a escala internacional, siendo la
"globalización", precisamente, la fase superior del
desarrollo del imperialismo. EEUU no solamente arbitra la
mayoría de las empresas transnacionales, sino que domina
políticamente las instituciones financieras
internacionales (derecho de veto con 17% de los votos), se niega
a aprobar la mayoría de los tratados internacionales
(Kioto a propósito del clima, el Tribunal Penal
Internacional, las minas antipersonales, el trabajo de los
niños, la prohibición de armas químicas y
biológicas, etc.) y tiene bases militares en 121
países del mundo.

La guerra en Irak es un producto directo del
imperialismo. El control de los recursos naturales,
petróleo y gas (Medio Oriente, Asia central, Africa del
Este, Bolivia), minerales (Africa Central), biodiversidad
(América Central, Amazonia), agua y oxígeno, es una
necesidad para la producción capitalista. Las luchas
contra el terrorismo, el narcotráfico, el despotismo…
sirven de pretexto (útil) para justificar las empresas
imperialistas. Pero hay más todavía en la fase
actual de la construcción del imperio estadounidense. El
documento del PNAC (Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, es
muy explícito a este respecto. Publicado en 1997 y
completado en 2000, este plan sale de la constatación de
que EEUU es la única potencia mundial y que por eso tiene
el deber moral de establecer "una hegemonía
benévola" sobre el mundo, sólo EEUU puede
determinar quiénes son los buenos y los malos, no puede
permitir que ninguna otra nación, aun regional, sea una
potencia rival a lo que debe aumentar su armamento y su
presupuesto militar, desarrollar una nueva generación de
armas nucleares, hacer de las Fuerzas Aéreas una fuerza de
primer disparo en el mundo. Para establecer la "Pax Americana"
debe construir bases sólidas e indiscutibles, lo que va
exigir, según el documento, un largo proceso, a menos que
ocurra un evento catastrófico y catalizador comparable al
ataque de Pearl Harbor.

Ocurrido el El 7 de diciembre de 1941 cuando la
aviación japonesa atacó la base naval de Pearl
Harbor por sorpresa en Hawaii, donde se concentraba la flota de
guerra norteamericana del Pacífico. A cargo de la base
norteamericana en Pearl Harbor estaba el almirante Kimmel, jefe
de la Flota del Pacífico. El bando norteamericano
menospreció la capacidad japonesa, ya que, a pesar de
haber indicios de un posible ataque, los americanos pensaban que
esta operación requeriría los portaaviones
japoneses, lo que no haría posible que el ataque fuera de
forma simultánea.

La Batalla de Pearl Harbor

La flota japonesa constaba de tres portaaviones, dos
acorazados, dos cruceros pesados, uno ligero, dieciséis
destructores y tres submarinos. El 25 de noviembre el almirante
Yamamoto da la orden de iniciar el ataque. El silencio de la
navegación es clave para el éxito de la operativa.
Si se cruzaban con un barco de origen americano, inglés u
holandés deberían hundirlo, si era de otra
nacionalidad, deberían capturarlo. No utilizaron la radio
para conseguir el silencio, mientras que otros barcos japoneses
aumentaron sus mensajes para desviar la atención del
enemigo.

El día 6 de diciembre, en Washington se
interceptaba y descifraba un mensaje japonés por el que se
daban instrucciones al embajador para que el día 7
comunicara oficialmente la ruptura de negociaciones. El contenido
del mensaje fue conocido por el almirante Stark, jefe de
operaciones navales, a las 9,15 horas. Treinta y cinco minutos
más tarde pasó al secretario de Estado. 0La primera
oleada contaba con 183 aparatos para atacar las bases
aéreas norteamericanas en la isla de Oahu, la base de
hidroaviones de Kanehoe y, la isla Ford, donde se encontraba la
base de la Flota. La segunda oleada estaba compuesta por 213
aparatos.

EL IMPERIALISMO, TAMBIÉN
LLAMADO LA FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO, VISTO DESDE LA
PERSPECTIVA DE LENIN

El imperialismo, fase superior del capitalismo es un
libro escrito por Vladímir Lenin en 1916. En él,
Lenin explica que la época del capitalismo de librecambio
toca su fin. Acompañado por múltiples datos y
estadísticas de la época, describe cómo en
los países más adelantados (fundamentalmente Gran
Bretaña, Alemania y los EEUU de entonces), la
concentración de capital ha dado lugar a grandes
monopolios que acaparan sectores enteros de la producción.
Esta parte es continuación de las tesis de Marx en cuanto
a las leyes de concentración de capital.

Los capitalistas han dejado de ser competidores
anónimos dentro de un mercado desconocido y la libre
competencia se ha trasformado en su contrario. La competencia en
la nueva época del capitalismo, se da ahora en unas
condiciones nuevas en las que sólo los grandes monopolios
pueden competir entre sí. El estado ha dejado de ser
propiedad de toda la burguesía para pasar a estar
controlado sólo por los sectores monopolistas de la
burguesía. El estado sirve ahora sólo a los
capitalistas dueños de grandes monopolios. De tal manera
Lenin desarrolla el punto de vista de Marx más allá
de lo que aquél pudiera haber hecho, dado que el
fenómeno de los monopolios se da en el siglo XX y no en el
XIX.

Lenin expresa en esta obra los rasgos fundamentales de
la época del imperialismo.

El imperialismo se caracteriza por los siguientes
rasgos fundamentales:

  • El elevado desarrollo de la producción
    capitalista se ha concentrado en unos pocos grandes
    monopolios y este fenómeno puede observarse (entonces
    y hoy en día) en todos los países. Unas pocas
    empresas controlan cada sector (telefonía, trasportes,
    etc) frente a los rasgos iniciales del capitalismo (donde en
    cada sector competían muchos pequeños
    productores).

  • El nuevo papel de los bancos y la fusión de
    éstos con el capital industrial llevan a la
    formación del capital financiero y al poder de la
    oligarquía financiera. Los bancos ya no son
    pequeños prestamistas. Los volúmenes de capital
    en liza son tan grandes que su actividad se vuelve
    imprescindible para la producción. Aún
    más, la información y la capacidad de
    incidencia que tienen los bancos los convierten en un centro
    decisivo (y decisorio) para la economía de cada
    país.

  • La exportación de capital adquiere una gran
    importancia respecto a la exportación de
    mercancías, característica de la fase
    precedente. Esto facilita la penetración y el expolio
    de las grandes potencias contra los países menos
    desarrollados.

  • La formación de asociaciones de capitalistas
    internacionales que se reparten el mundo, y la
    terminación del reparto territorial del mundo entre
    las potencias capitalistas más importantes. En la
    época del librecambio, en el siglo XIX, las
    burguesías de los distintos países buscaban
    nuevos países para obtener más materias primas
    y nuevos mercados donde colocar sus mercancías. Dicho
    proceso ha terminado. El mundo se ha repartido
    territorialmente de forma completa y concreta. Esto obliga a
    cualquier potencia a desplazar o someter a otros
    países (o a otras potencias) si pretende obtener
    más materias primas o ampliar su mercado. Y si no lo
    hace las que sí lo hagan se acabarán haciendo
    más poderosas.

Con todo ello se formará lo que se conoce como
una cadena imperialista. Es decir, una jerarquía entre las
distintas potencias cuyos eslabones de alianza y dependencia (o
sometimiento) se establecen según la fuerza
(política y militar) y según el capital que poseen.
Para poder competir y desarrollarse cada potencia se ve sometida
al papel que ocupa en dicha cadena. Dadas estas condiciones el
sistema político que prevalece es un sistema imperialista,
propio de aquellas potencias que se colocan a la cabeza para
dominar al resto de países a costa de someterlos de una u
otra manera.

Hoy día los medios del imperio son ahora enormes,
militares y políticos. La manera de afrontarlo va ser tal
vez bastante diferente a como fue antes, sin embargo, debemos ser
conscientes de que él está también
débil y de que puede ser derrotado. Lo vemos en Irak, de
manera inesperada para un imperio que sufre de un pensamiento
lineal, típico del cinismo de las clases dominantes que
creen que les está permitido todo lo que les sirva a sus
intereses. Pero esta debilidad provendrá ante todo de las
fuerzas de resistencia, y éstas deben
organizarse.

Que sea en una lucha política (contra el ALCA por
ejemplo) o en una lucha armada, no depende de ellas, sino de las
circunstancias en las que se encuentren y que, evidentemente,
deberán juzgar con mucho discernimiento para no servir de
pretexto fácil al imperio ni para autodestruirse. Hoy
debemos construir colectivamente a escala mundial un nuevo polo,
con todos los grupos víctimas de la acumulación del
capital (del imperio), un polo capaz de representar una fuerza
real, basada en una visión humanista, ética y
espiritual del mundo, sobre un análisis en términos
de intereses opuestos, sobre compromisos de transformación
profunda y no de simple acomodación -el imperialismo no se
humaniza-, y sobre estrategias a largo y corto plazo.

La lógica del imperialismo

El capitalismo es por su propia naturaleza un sistema de
expasión global destinado a la acumulación a nivel
mundial. Desde sus inicios en los siglos XV y XVI se ha
configurado como una economía mundial con una
división internacional de tareas establecida a
través de los gobiernos de Estados-Nación
competidores entre sí. La disección de este sistema
global nos muestra una estructura de desigualdad descrita de
varias formas: centro-periferia,
metrópolis-satélites,
desarrollados-subdesarrollados, Norte-Sur; todo ello describe la
enorme distancia entre los Estados del centro y los de la
periferia del sistema. Desde el principio, los principales
Estados capitalistas iniciaron un movimiento expansivo,
imperialista. Las sociedades precapitalistas de América,
África y Asia fueron saqueadas, su población
sometida, y el producto del pillaje enviado a Europa. En donde
fue posible, las sociedades no capitalistas fueron
destruídas y transformadas en colonias dependientes.
Mientras tanto, las grandes potencias se enfrentaban entre
sí por los territorios y sus despojos. Como Marx cita en
"La génesis del capitalismo industrial" (El
capital, vol 1):

"El descubrimiento de oro y plata en América, el
desarraigo, esclavitud y sepultamiento en minas de la
población indígena del continente, el inicio de la
conquista y saqueo de India, y la conversión de
África en un espacio reservado para la captura comercial
de esclavos negros, son hechos que caracterizan el nacimiento de
la era de la producción capitalista.
Estos idílicos procedimientos fueron los
momentos estelares de acumulación original. Siguiendo en
sus trece, el siguiente paso fue la guerra comercial entre las
naciones europeas, tomando todo el globo como campo de batalla.
Comienza con la rebelión de los Países Bajos frente
a España, asume dimensiones gigantescas en la lucha
anti-jacobina de Inglaterra, y continúa bajo la forma de
las Guerras del Opio contra China, etc."

Al final de las guerras napoleónicas, Gran
Bretaña, quien lideraba la revolución industrial,
emergía como la potencia hegemónica de la
economía capitalista mundial. En este periodo, las
potencias europeas se reparten el mundo, ejerciendo un gobierno
político directo sobre sus colonias, o si esto no era
posible, creando condiciones para la subordinación de
Estados periféricos a las necesidades de los del centro, a
través de tratados no equitativos. La más
importante posesión colonial de Gran Bretaña, la
joya de su imperio, era la India. Pero Gran Bretaña
también ejercía un control económico
paralelo en territorios que no constituían colonias
formales, como algunas zonas de Latinoamérica. La riqueza
extraída de estos dominios coloniales afluía a las
arcas de las naciones capitalistas del centro,
enriqueciéndolas y apuntalando su poder. La
hegemonía británica sobre la economía
mundial decayó frente a los crecientes desafíos de
principios del siglo XX, particularmente el representado por
Alemania, y terminó colapsandose a consecuencia de la I y
II guerras mundiales, para acabar siendo reemplazada al final de
la II G.M por la hegemonía estadounidense, momento en el
que EEUU alcanzó predominancia en el sistema capitalista
mundial

En la postguerra inmediata los EEUU eran, en
términos marcados por la pura fuerza material de la que
disponían, la nación más poderosa que el
mundo había conocido. Representaba aproximadamente la
mitad de la producción mundial, y el 60% de su industria,
y tenía el monopolio de las armas nucleares. En lugar del
antiguo patrón del oro, los acuerdos de Bretton Woods
caracterizaron al dólar estadounidense como la principal
unidad económica mundial, cosa que fue respaldada por el
acuerdo de Washington, en virtud del cual se cambiaron los
dólares de los principales bancos extranjeros por oro. Las
bases militares estadounidenses dieron apoyo a las corporaciones
multinacionales de EEUU repartidas por todo el mundo,
posibilitando que éstas se hicieran con el control
absoluto de algunas economías del Tercer Mundo, aunque
todo ello bajo el pretexto del llamado "libre comercio"; el
poderío militar de EEUU entraba en juego donde fuese
necesario.

Sin embargo, en ciertos aspectos el poder de EEUU se
veía constreñido. La existencia de la Unión
Soviética, que surgió de una revolución
socialista durante la primera guerra mundial, venía a
decir que existía otra superpotencia militar, que si bien
no era tan poderosa como los EEUU, desde luego podía
limitar las acciones éstos, manteniendo algunas
áreas fuera de la expansión imperialista, y
ofreciendo apoyo material a las revoluciones del Tercer Mundo.
Mas aún, la verdadera amenaza al capitalismo en su
conjunto y al dominio global de EEUU, no vino de la URSS
directamente, si no de las oleadas revolucionarias que a lo largo
del s. XX protagonizaron los pueblos de Latinoamérica,
África y Asia, destinadas a liberarse del colonialismo o
el neocolonialismo, en especial del papel al que habían
sido relegados en la división imperialista del trabajo y
la producción. Al mismo tiempo que rodeaba a la URSS y a
China con alianzas y bases militares, EEUU intentaba impulsar
contrarrevoluciones en todo el Tercer Mundo, encontrándose
así con los limites globales de su poder.

Vietnam y los Límites del
Imperio

En ninguna otra parte como en la guerra de Vietnam se
han visto tan definidos los límites del imperio de EEUU.
En aquella guerra los EEUU retomaron lo que había sido una
guerra colonial de Francia, bloquearon unas elecciones ocupando
el país según los acuerdos de Ginebra de 1954, y
dividieron Vietnam en dos, creando un régimen
títere en el sur. En los 60, se produjo una llegada masiva
de tropas de EEUU en lo que se convirtió en la
invasión y ocupación del sur de Vietnam. Incapaz de
ganar una guerra de guerrillas, a pesar de emplear dos veces
más capacidad explosiva que la empleada en toda la segunda
guerra mundial, y a pesar de los millones de vietnamitas muertos,
asumiendo su incapacidad para "levantar una nación" en
Vietnam del sur, donde buscaba instalar un régimen
corrupto de creación propia, los EEUU fueron obligados por
el creciente disenso de su propia opinión pública y
por la incipiente rebelión entre el escalafón mas
bajo de sus propias filas, a retirarse de la zona, bajo el
pretexto de la "vietnamización" de la guerra.

Las turbulencias en la balanza de pagos de EEUU durante
este periodo contribuyeron a que disminuyera la hegemonía
del dólar estadounidense como moneda global, y supuso el
fin del patrón dólar-oro. Décadas
después de su retirada de Vietnam, la capacidad de
intervención militar de EEUU se vio afectada por lo que
los expertos llaman el "síndrome de Vietnam", que se basa
en la falta de voluntad de la población estadounidense
para comprometerse en intervenciones militares de cierta
envergadura en el extranjero.

La guerra en Vietnam, como otras guerras imperiales,
reveló la lógica y límites del imperio
capitalista. A menudo se dice que los EEUU no tenían
intereses económicos significativos en Vietnam que
justificaran una mayor intervención allí. Niall
Ferguson, profesor de historia económica en la Universidad
de Nueva York y miembro honorario de la Institución Hoover
declara en su reciente libro , Coloso: el precio del imperio
americano que "Los EEUU perdieron prestigio y credibilidad [en
Vietnam]. Ese fue el motivo por el que todo lo demás
también se perdió". Esta óptica intenta
reforzar la idea de que ya que los EEUU no tenían nada
material que perder en Vietnam, no debería haber otra
razón de su permanencia allí que la
promoción de la libertad y la democracia. En realidad los
objetivos de EEUU en Vietnam eran el mantenimiento del
imperialismo como sistema. En su mas amplio sentido, esto
comprende objetivos que se han agrupado tradicionalmente bajo el
epígrafe de "geopolíticos"- por los cuales se
sitúan los requerimientos económicos,
políticos y militares del imperio en un contexto
estratégico que toma en cuenta los recursos
geográficos, demográficos y naturales de
determinadas regiones. Tal comprensión geopolitica de la
expansión imperial y la defensa de su rumbo está,
por supuesto, completamente de acuerdo con la necesidad de una
expansión lo mas grande posible de la economía
capitalista mundial.

La guerra de Vietnam ilustra a la perfección la
importancia de tales objetivos geoestratégicos. La
intervención de EEUU tenía como objetivo el control
de la costa del Pacífico, y con ello rodear y "contener" a
China, como parte integrada en una estrategia general de
dominación de los "bordes" de Eurasia: Europa Occidental,
la costa del Pacífico y el Medio Oriente. Las principales
alianzas militares de EEUU se realizaron en estos territorios, y
a ellos destinaron la mayoría de sus recursos, para
establecer y mantener una presencia militar. Representaban de
hecho las fronteras del sistema imperialista, en el cual los
Estados Unidos eran el poder hegemónico, por lo que
hablamos de las fronteras ampliamente construídas por el
imperio norteamericano.

Desde este punto de vista, el enorme compromiso de los
EEUU para asegurar Vietnam como parte de su esfera imperial un
compromiso mantenido por cinco sucesivos presidentes de ambos
partidos – no resultaba tan irracional, sino que formaba parte de
una estrategia global. Para la clase dominante de EEUU, sus
estrategas y sus militares, la derrota en Vietnam se recuerda
como un fracaso mayúsculo a la hora de defender sus
intereses. Durante los 70, la economía mundial
entró en un estancamiento o crisis a largo plazo, que
continúa arrastrando a cada paso. En el mismo periodo la
economía de EEUU sufre un retroceso. Esta retirada parcial
del escenario mundial tras Vietnam, mientras que reducía
sus intervenciones militares a pesar de los crecientes
movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo, es a menudo
interpretada, por parte de las élites civiles y militares
de EEUU, como una fuente de enfermedad o debilidad generalizada
que afectaba directamente a su propio orden mundial.

El Retorno a la Guerra

Desde finales de los 70 Washington ha intentado
reconstruir su capacidad de intervenir en guerras imperiales. Las
guerras encubiertas en Afghanistan y América Central
fueron seguidas inmediatamenete por el ejercicio directo del
imperialismo americano en Líbano, Granada y Panamá.
Con la caida de la Unión Soviética y la
desaparición de la misma dos años después,
los EEUU rápidamente ocuparon su nicho de poder,
desarrollando intervenciones militares en Oriente Medio, en el
cuerno de África, en la antigua Yugoslavia… que
previamente hubieran resultado impensables. Siguiendo a los
ataques de septiembre de 2001, la invasión y
expansión de EEUU en Afghanistán e Iraq, sumada a
la construcción de bases militares en la antiguas
repúblicas Soviéticas de Asia central, conforman
una vasta extensión del imperio americano en estas
regiones, antes inaccesibles.

Tal expansión se ve posibilitada parcialmente por
las ganancias económicas aunque su naturaleza es
transitoria- que EEUU obtuvo en los 90 frente a sus principales
competidores económicos. Esta condición dio
suficiente confianza a los halcones "antiterroristas" de la
administración de George W. Bush como para explotar el
miedo provocado por los ataques del 11-S, lanzando la Estrategia
de Seguridad Nacional (ESN) en septiembre de 2002. En ella se
declaraba que los EEUU harían todo lo que estuviera en su
mano para prevenir la aparición de un competidor militar y
no dudaría en iniciar una intervención
bélica "preventiva" en función de sus intereses de
seguridad nacional. Esto no era otra cosa que una
declaración de guerra permanente, que dejaba claro el
deseo de EEUU de blandir su poder militar para expandir a lo
grande su imperio y con ello fotalecer su posición
geopolítica. Nunca antes en la historia del mundo moderno
había lanzado nación alguna semejante estrategia de
largo alcance en pos de una dominación
indefinida.

En la consideración historica oficial sobre la
guerra de Vietnam se produjo cierto cambio, y esto allanó
el camino para las nuevas ambiciones imperiales de EEUU. Las
interpretaciones conservadoras sobre la guerra (de Vietnam, N.de
T.) que proponían líderes militares y comentaristas
de derechas que al principio apenas fueron tomadas en serio en el
debate público- pasaron a tener más influencia y
ser mas relevantes al mismo tiempo que el recuerdo de la guerra
desaparecía. En el nuevo clima creado por el deseo de
hacer "permanecer en alto a América", la derrota de
Vietnam fue cada vez más relegada a la categoría
clásica propagandística de "traición", que
en esta ocasión fue atribuída a la deslealtad de
los medios y a extremistas entre la población
civil.

El peso de esta reinterpretación se centra en el
momento del giro de la guerra en la ofensiva vietnamita del Tet
de 1968. El Tet, se decía ahora, había sido una
vibrante victoria militar para los EEUU y las fuerzas armadas de
Vietnam del Sur, quienes diezmaron a sus atacantes del Frente de
Liberación Nacional. Ocurre que en una "traición"
de primer orden, según dicen, los medios de
comunicación y una minoría de disidentes frente a
la guerra convirtieron en una derrota lo que había sido
una victoria, y esto provocó que Johnson arrojara a
toalla. En efecto: la opinión del "stablishment"
adoptó el veredicto sobre la guerra ofrecido
anteriorimente por el general William Westmoreland, comandante de
las fuerzas de EEUU en Vietnam, quien escribió en su
libroInformes de un soldado (1976) que la ofensiva del Tet
fue " una aplastante derrota militar del enemigo, en cualquier
término… Desafortunadamente el enemigo consiguió
en EEUU la victoria psicológica que no pudo alcanzar en
Vietnam, influyendo así sobre el presidente Johnson y sus
consejeros civiles, quienes ignoraban la máxima por la
cual cuando el enemigo te está hiriendo no se debe
disminuir la presión, si no incrementarla". Para
Westmoreland, hablando de la guerra de Indochina como un todo,
"una falta de determinación para mantener el rumbo….
demostró en Camboya, Vietnam del Sur y Laos que la
alternativa a la victoria era la derrota".

Las referencias sobre el fracaso de EEUU para "mantener
el rumbo" se convirtieron en tema mayor en los análisis
conservadores de la guerra. Esta frase se empleó incluso
en la propia guerra. Por ejemplo, el presidente Johnson la
utilizó en 1967 para comunicar su determinación de
continuar la guerra. En otra situación, Townsend Hopes, el
subsecretario de la Fuerza Aérea, había presentado
al secretario de Estado Clark Clifford en 1968 una estrategia
para "mantener el rumbo en una serie de años muy
dañinos", concentrándose simplemente en el control
de las areas pobladas. Pero la frase alcanzó mayor
importancia posteriormente como eslógan de los halcones
para explicar la derrota. Esto ocurrió cuando el destacado
periodista Stewart Alsop subrayó en su libro La
permanencia de lo ejecutado (1973), que Winston Churchill
había declarado en su presencia : "América es un
país grande y fuerte, como un caballo de tiro que arrastra
sin flaqueza ni desesperación al resto del mundo.
¿Pero podrá mantener el rumbo?" . Los halcones de
Vietnam, como el senador Henry M. Jackson citaban el comentario
de Churchill en todo momento, insistiendo en que los EEUU
habían fracasado a la hora de mantener el rumbo en
Vietnam, y que tal error no debería cometerse de
nuevo.

Tanta fuerza ha adquirido esta interpretación
militar y de derechas de la guerra de Vietnam, que ahora resulta
ineludible encontrar en la actual guerra de Iraq. Así el
presidente George W. Bush declaraba con respecto a Iraq en abril
del 2004 que "Tenemos que mantener el rumbo y mantendremos el
rumbo", mientras que su oponente electoral el senador John Kerry
recordaba que los EEUU deben "mantener el rumbo" en Iraq,
añadiendo que "los americanos discrepan sobre si se
debería ir o cómo se ha ido a la guerra en Iraq.
Pero resultaría ahora impensable para nosotros retirarnos
atropelladamente de allí, dejando atrás una
sociedad profundamente enfrentada y dominada por
radicales"

El camino al desastre en Iraq

Esta insistencia en mantener el rumbo a veces se ve
reducida a una mera voluntad de parar el derramamiento de sangre.
De acuerdo con Max Boot, miembro histórico del prestigioso
Consejo de Relaciones Exteriores en suLos salvajes años de
paz (un título tomado del poema de Kipling La
tarea del hombre blanco): "Toda nación comprometida en un
gobierno imperial sufrirá algún revés. El
ejército británico, en el curso de las
pequeñas guerras libradas para la reina Victoria,
sufrió importantes derrotas con miles de bajas en la
primera guerra afgana (1842) y en las guerras zulúes
(1879). Esto no debilitó la determinación
británica de defender y expandir el imperio; al contrario,
se abrió el apetito de venganza. Si los americanos no
pueden adoptar semejante mentalidad "ansiosa de sangre" ,
entonces no tienen nada que hacer frente a la gestión de
un imperio."

Pero la adopción de tal mentalidad "ansiosa de
sangre" algo de lo que Washington no carece hoy día- no
salvará a los EEUU en Iraq. A pesar de la tan cacareada
"victoria" en Faluya donde el nivel de destrucción
desatada contra una ciudad de un país ya ocupado,
probablemente no tenga parangón en la historia
contemporánea- los planificadores de la guerra trabajan
constantemente para encontrar un modo de prevenir una derrota que
no deja de parecer cada vez más inevitable. La
última diagnosis relevante sobre la guerra de Iraq la ha
lanzado Anthony H. Cordesman, experimentado consejero de
seguridad nacional para el departamento de Defensa, especializado
en cuestiones de energía y Oriente Medio, y que ya
supervisara la guerra del Yom Kippur para el departamento de
Defensa en 1974. Cordesman es ahora colaborador de Alreigh A.
Burke en asuntos de estrategia para el Centro de Estudios
Estratégicos e Internacional de Washington, y analista de
seguridad nacional para ABC News. En su informe Maniobrando
en el rumbo: una estrategia para reformar la política de
EEUU en Iraq y Oriente Medio(Cuarta edición, 22 de
noviembre de 2004, csis.org). Cordesman opina que los EEUU no
deberían "mantener el rumbo" si no resulta una estrategia
pragmática que él denomina "operar en el rumbo":
"Los Estados Unidos se enfrentan a demasiado odio y resentimiento
por parte de los iraquíes como para intentar mantener su
postura frente a la posibilidad de un fracaso evidente, y
alcanzar ahora cualquier acuerdo satisfactorio en términos
políticos aceptables por los iraquíes implica que
los EEUU deberían retirarse en gran medida de Iraq a lo
largo de los dos próximos años". Mas aún:
dado el nivel de fracaso alcanzado, la posibilidad de una derrota
militar en Iraq ha de ser considerada. " Las excepciones de los
últimos éxitos militares de EEUU en Iraq" afirma,
"pueden ser los mejores resultados que consiga nunca, o
podrían ser mejorados. Los EEUU pueden ganar casi con toda
seguridad cualquier batalla, pero no está nada claro si
pueden ganar la guerra política y
económica".

Cordesman cree que los EEUU sólo pueden evitar
una derrota clara -y su consiguiente pérdida de prestigio-
en Iraq renunciando a sus objetivos imperialistas. Como ya
declaró en una entrevista para el Consejo de Relaciones
Exteriores a finales de Noviembre : "Nunca dijimos a los
iraquíes que no tomaríamos su petróleo, que
no les robaríamos su economía, que no
estableceríamos bases militares, que nos
marcharíamos de allí cuando un gobierno electo
iraquí nos lo pidiera. Nunca dijimos que cualquier
gobierno electo nos fuera a parecer adecuado." Como describe en
Mantiendo el rumbo:

Los EEUU deberían abandonar "claramente"
los siguientes objetivos:

1) Utilizar Iraq "como una herramienta o palanca para
transformar la región";

2) Utilizar Iraq como "una base militar de
EEUU"

3) Interferir en la "independencia de Iraq en todo
aspecto relacionado con su política, economía y
sobre todo, su petróleo"

4) Promover una "transparencia total" en las relaciones
de EEUU con la economía iraquí.

Los acuerdos de EEUU, insiste, deben incluir el
compromiso explícito de retirarse de la llamada Zona Verde
de Bagdad, que no puede ser mantenida como un cuartel imperial en
un Iraq supuestamente independiente.Los EEUU, advierte Cordesman,
deberían limitar sus objetivos a la creación de un
gobierno estable, apoyado por una fuerza militar iraquí
adecuada; aunque el nuevo régimen politico resulte tan
sólo ligeramente mejor que el de Saddam Hussein y se
muestre abiertamente opuesto a EEUU.

Si Washington consigue un "éxito" en este
aspecto, asegura, puede considerarlo oficialmente una "victoria"
y salir del país en el curso de dos años con el
mínimo daño sobre su credibilidad como poder
imperial. Sin embargo, en caso de que fracasen en su intento de
posibilitar una solución política estable o un
adecuado ejército iraquí en el periodo previsto
cosa que parece estar ocurriendo- los EEUU precisarán
hacer nuevos planes ante la posibilidad de una derrota clara.
"Incluso una 'victoria' en Iraq" nos dicen, "será muy
relativa, y la derrota" que puede darse en formas innumerables,
vista la manera en que los Iraquíes se muestran fuera de
control, "obligará a EEUU a reforzar su posición en
toda la región".

Para Cordesman, resulta más importante reemplazar
a las fuerzas de EEUU por efectivos iraquíes que la
consolidación de un régimen estable. "La
'iraquización' " escribe, "debe ser muy calculada, o Iraq
será un espejo del fracaso de la 'Vietnamización'
en Vietnam: las victorias militares de la Coalición
serían cada vez más irrelevantes". Tras un
detallado informe sobre las fuerzas iraquíes y su
entrenamiento concluye que: "las fuerzas de seguridad y militares
iraquíes ahora mismo son muy débiles para asegurar
nada, y muy probablemente esto se mantenga así hasta bien
entrado 2005… Los EEUU sólo pueden 'maniobrar en el
rumbo' de forma efectiva si acuerdan con el Gobierno Interino de
Iraq que se superen los aproximadamente 28.000 efectivos
(iraquíes) en el ejército y el número global
de 40-55.000 hombres que los EEUU considera "mínimo" para
el conjunto de fuerzas militares, para militares y la Guardia
Nacional".

La verdad es que la presencia de 150.000 soldados
estadounidenses en Iraq, lo cual ha limitado seriamente el
número general de efectivos disponibles de EEUU, no ha
sido suficiente, ni siquiera con el apoyo de tropas
británicas, para enderezar el país. "Los EEUU ya
han asumido que pueden ganar virtualmente cualquier
confrontación militar directa, pero que no pueden dar
seguridad al país…Como en Vietnam, si el gobierno
interino iraquí no puede ganar la batalla política,
las victorias en el campo militar son irrelevantes". Considerando
el caos político en Iraq y la dificultad de posibilitar
una solución política, o incluso de evitar el
estallido de una guerra civil, Cordesman cree que los EEUU
necesitan concentrarse en cómo resituarse en Oriente Medio
en caso de derrota: desatar una campaña de
contrainsurgencia es una posibilidad; los EEUU no deberían
permanecer en Iraq si éste se hunde en la guerra
civil.

Nadie puede garantizar el éxito en Iraq; ni que
Iraq se suma en la guerra civil, o se una bajo un liderazgo, o se
divida bajo criterios confesionales y étnicos… una cosa
es participar en este juego, y otra muy distinta intentar bregar
con la derrota reforzando las condiciones de fracaso o "doblando
la apuesta". Si para 2006 se hace meridianamente claro que los
EEUU no pueden ganar con su actual nivel de esfuerzo, y /o si la
situación se deteriora hasta el punto de que no exista ni
gobierno interino ni fuerzas armadas irquíes que apoyar,
entonces el juego se acabará. Ya no será el momento
de replegarse, si no de correr.

Cordesman asegura que si los Estados Unidos se vieran
obligados "a correr", tambien deberían ofrecer ciertas
seguridades a los gobiernos de los "Estados amigos del Golfo y
otros aliados árabes". Esto sería para prevenir una
expansión de la Yihad islámica en Afghanistan, tras
posibles declaraciones islamistas sobre la "victoria" en Iraq. Al
mismo tiempo los EEUU deberían evitar que Irán
interviniera en Iraq. Los EEUU recibirían mas
presión que nunca en relación al problema palestino
israelí. Finalmente, se deberían planificar
alternativas para afrontar la amenaza que podría sufrir la
posición estratégica de EEUU respecto al
petróleo de Oriente Medio, requiriéndose que los
EEUU no se retiren de la zona, sino que aumenten su
implicación en ella en general.

En Maniobrando en el Rumbo, se deja bien claro de
que el mayor interés de los Estados Unidos en Iraq,
así como en todo Oriente Medio, es el petróleo. Los
continuados ataques de la resistencia iraquí sobre los
oleoductos han limitado el flujo de petróleo desde Iraq,
dañando así uno de los principales objetivos de
EEUU, y posibilitando su fracaso general. En el caso de una
derrota clara y una retirada de EEUU de Iraq, la situación
el torno al petróleo sería aún más
crítica. Según Cordesman "Los EEUU pueden y deben
encontrar sustitutos del petróleo, pero esto
llevará décadas. Mientras eso ocurre, los EEUU y la
economía global iran dependiendo cada vez más de
las importaciones de energía, particularmente de las del
Golfo". De acuerdo con las estimaciones desarrolladas en la
Previsión Internacional de la Energía de 2004,
documento elaborado por la Agencia de Información sobre
Energía (AIE) de los EEUU, se espera que a finales de 2025
tan sólo los paises industrializados incrementen en 11,5
millones de barriles diarios sus importaciones adicionales desde
la OPEC, que ya en 2001 estaban datadas en 16.1 millones, siendo
el Golfo pérsico quien facilite más de la mitad de
esa cantidad. Se espera que EEUU doble su importación
desde el Golfo. Al mismo tiempo, se espera que aumente
dramáticamente la demanda de crudo de China y otros
países en crecimiento. La importancia estratégica
del petróleo para la economía mundial
crecerá en proporción.

Para poder afrontar esta demanda de producción
adicional, la AIE estima que se deberían invertir mas
allá de 1,5 trillones de dólares en Oriente Medio,
entre 2003 y 2030. El mayor potencial activo, destinado a largo
plazo, para las inversiones dedicadas al aumento de la
producción de crudo, se dará en Iraq, ya que
numerosos analistas e instituciones (por ejemplo el Instituto
Baker, el Centro para el Estudio de la Energía Global, la
Federación de Científicos Americanos) creen que,
además de sus reservas confirmadas y estimadas en 115
billones de barriles de crudo, en el 90% del territorio
inexplorado de Iraq podría haber una reserva de 100
billones o más. (Estimaciones provinientes de otras
agencias, como el Servicio de Vigilancia Geológica de
EEUU, son menos optimistas, estimando una media de 45
millones).

De acuerdo con Cordesman, el principal "problema
práctico" que presenta el Golfo Pérsico a la
economía mundial es la enorme inversión que se
necesita para el crecimiento de la producción de crudo en
Oriente Medio, lo cual es preciso para asegurar un suministro
adecuado al consumo futuro. No sólo hay que posibilitar
estas investigaciones; también hay que protegerlas. En
este aspecto, a los EEUU no les va a resultar tan fácil
dejar Iraq o abstenerse de incrementar su participación en
Oriente Medio en caso de verse obligados a abandonar el
país. En relación a la mayoría de
análisis que son formulados en los círculos de la
seguridad nacional de los EEUU, el Maniobrando en el
rumbo de Cordesman , a nuestro juicio, está
imbuído de un fuerte realismo.

Resulta por ello razonable preguntarse si los poderes
que gobiernan los EEUU seguirán sus recomendaciones,
comenzando por renunciar a todos los objetivos imperiales en
Iraq. Creemos que esto no va a ocurrir. La frase en boga sigue
siendo "mantener el rumbo". El 30 de marzo de 2004, James
Schlesinger, antiguo Secretario de Defensa con Nixon y Ford, y
Thomas Pickering, antiguo embajador en Rusia y subsecretario de
asuntos políticos con Clinton (ambos copresidieron la
comisión del Consejo de Relaciones Exteriores que
elaboró el informe Iraq: un año
después), elaboraron un editorial conjunto en el
diario Los Angeles Times, en el que defendían que
Iraq debería permanecer "por encima de la política"
y que los EEUU deberían "mantener el rumbo". Las razones
exhibidas incluían la prevención de la influencia
de Irán sobre Iraq, garantizando así "una
estabilidad a largo plazo en la producción y suministro de
crudo"; el bloqueo del posible surgimiento de un nuevo poder en
Iraq, opuesto a los EEUU; y evitar la percepción de una
derrota americana, que serviría para desestabilizar el
poder de EEUU y sus intereses en Oriente Medio y a nivel global.
Resumiendo, habían de ser mantenidos a toda costa los
objetivos imperiales por los que los EEUU intervinieron en la
región.

Nada de lo podemos observar en Washington en la
actualidad sugiere que esta visión dominante vaya a ser
modificada. Aunque entre la élite de la jerarquía
social está bien arraigada la certeza de que EEUU
afrontará una serie de desastres si se dedica sólo
a disparar, dejar de hacerlo se percibe como una garantía
de un desastre mayor: la confesión de una derrota que
disminuirá la capacidad de EEUU para hacer nuevas guerras
a su voluntad en el Tercer Mundo, y por tanto la capacidad del
empleo de la fuerza bruta para promover sus designios imperiales.
Por otra parte, aún resta la cuestión del
petróleo iraquí y su control. Así,
según la óptica de la clase dominante, incluso un
fracaso a la hora de establecer un régimen político
estable y una fuerza armada para defenderlo, no significa
necesariamente que los EEUU abandonen el lugar. Thomas Friedman,
columnista de opinión en el New York Times, y cuyos puntos
de vista se pueden tomar habitualmente como un buen
barómetro de la opinión del "stablishment",
concluye el 18 de noviembre de 2004 un informe sobre Iraq con
esta declaración: "Sin un entorno adecuado que facilite la
elección y actividad de un nuevo liderazgo, Iraq nunca
podrá andar sin ayuda, y las tropas de EEUU siempre
estarán allí". La idea que se desprende de
aquí es que la ocupación de los EEUU
continuará indefinidamente en caso de que no se
consiguiera el objetivo de una situación política
estable adecuada a los EEUU. Dadas las enormes reservas
petrolíferas de Iraq, Washington podría estimar
conveniente pagar no importa que coste si al final existe una
recompensa que lo justifique.

Si esta lectura de la determinación del liderazgo
de EEUU para mantener el rumbo es correcta, parece ser el
imperialismo en Iraq va seguir recibiendo golpes, si es que
éstos no incrementan su intensidad cada vez mas. La
presencia continuada de tropas de EEUU significará que el
ejército norteamericano seguirá cobrándose
su cuota de sangre (que ya ha descendido al nivel de la tortura
sistemática y de la reintroducción del napalm,
prohibido por las NNUU desde 1980), y la oposición
iraquí a los "libertadores" americanos sólo
podrá aumentar. Mientras, cualquier gobierno iraquí
que resulte elegido bajo estas circunstancias deberá
elegir entre oponerse a la ocupación de EEUU o
perderá toda legimitidad ante la sociedad iraquí.
Puede que la invasión y ocupación de Iraq por EEUU
esté generando las condiciones para una guerra civil,
encendiendo la mecha del polvorín de Oriente Medio. Para
hacernos una idea de la seriedad de esta situación,
sólo hemos de mirar como el ejército israelí
arma y entrena a las milicias kurdas, con el objetivo de
lanzarlas luego, en caso de necesidad, contra las fuerzas
sunníes y chiíes de Iraq. La posesión por
parte de Israel de cientos de armas nucleares recuerda en todo
momento la amenaza que supone la "opción Sansón",
en caso de que éste gobierno o su ocupación de
Palestina se sientan amenazados.

Sería temerario aventurarnos en mayores
especulaciones. Pero no hay duda que al invadir Iraq, los EEUU
han abierto las puertas del infierno, no sólo para los
iraquíes y para todo Oriente Medio, sino para su propio
dominio imperialista. Aún se han de ver las consecuencias
reales del fracaso de EEUU en Iraq, y a ello podremos asistir en
los meses y años venideros.

Conclusión

En resumen, el imperialismo como fenómeno
económico y político contiene cinco rasgos
fundamentales:

1) concentración de la producción y del
capital, de un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los
monopolios, los cuales, desempeñan un papel decisivo en la
vida económica del mundo

2) fusión del capital bancario con el industrial,
creándose el capital financiero y, de éste proceso,
surge la oligarquía financiero

3) exportación de capital, a diferencia de la
exportación de mercancías, adquiere una importancia
particular

4) formación de asociaciones internacionales
monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el
mundo,

5) culminación del reparto territorial del mundo
entre las potencias capitalistas más
importantes.

Durante el último cuarto del siglo XIX, la
industria capitalista se ve involucrada en una revolución
técnica. Como la primera, la segunda revolución
industrial modifica esencialmente la fuente de energía
para la producción y los transportes. Al lado del
carbón y del vapor, el petróleo y la electricidad
hacen ahora girar las ruedas y las maquinarias.

La revolución industrial de fines del siglo XIX,
modificó la importancia relativa de las diferentes ramas
industriales en la economía mundial. Durante un siglo, el
algodón y el carbón habían sido los
productos más importantes. Pero ahora el acero ocupa el
primer lugar, seguido inmediatamente por la construcción
mecánica y la producción de automóviles. En
ese momento, Gran Bretaña pierde definitivamente su
preponderancia industrial y su monopolio de productividad, ya que
la revolución energética favorece, sobre todo, a
los Estados Unidos, porque éste poseía abundante
petróleo.

En esta estructura económica-política de
los países más poderosos, aparece Venezuela, como
fuente proveedora de energía barata. Comenzando el siglo
XX, el imperialismo, ya se había trazado como objetivo
sojuzgar a la patria de Bolívar porque tenía
suficiente información acerca de las inmensas riquezas de
nuestro subsuelo, en especial, petróleo. Es así que
Gran Bretaña, logísticamente apoyada en sus
posesiones coloniales de Guayana, ocupó militarmente
sesenta mil millas cuadradas de territorio venezolano, en el que
subyacen invalorables yacimientos de oro, diamantes, bauxita,
etc.

No sólo Gran Bretaña pretendía
apoderarse de los recursos minerales de Venezuela, también
pugnaba los Estados Unidos. En este sentido, la Nacional Asphalt
Co., que en 1886 había absorbido la New Cork &
Bermúdez Co., pretendía apoderarse de las minas de
asfalto de Venezuela, a fin de librarse de la competencia y
dominar a su antojo la producción y mantener el precio. Al
respecto, César Zumeta le escribió al Presidente
Cipriano Castro, diciéndole "Se anuncia que la Nacional
Asphalt Co., se ha transado con el dueño de La Felicidad,
que entra a formar parte del Trust y quedará sujeta a las
mismas restricciones de la Bermúdez. Tengo
confirmación privada de esta noticia, y sé
además que se están negociando nuevos
depósitos en esta ciudad (Trinidad). Esta lucha no nos
promete sino nuevas complicaciones cada día más
llenas de peligros, y el único medio de ponerle cese a tan
grave abuso parece ser la adopción de una medida radical
que ponga a cubierto del Trust el resto de la región
bituminosa".

Bibliografía

McChesney, ed., Pox
Americana
(New York: Monthly Review
Press, 2004), 5156.

Michael Klare, "The New
Geopolitics
," John Bellamy Foster y Robert W.

Robert Buzanco, Masters of War: Military
Dissent and Politics in the Vietnam Era 
(Cambridge
University Press, 1996).

Seymour M. Hersh, Chain of Command: The Road
from 9/11 to Abu Ghraib (New York: HarperCollins, 2004),
35660, y The Samson Option: Israel's Nuclear Arsenal and
American Foreign Policy 
(New York: Random House,
1991).

The Pentagon Papers, vol. 4 (Gravel edición,
Boston: Beacon Press), 668; Noam Chomsky, "Prefacio" en
Peter Limqueco y Peter Weiss, ed.; Prevent the Crime of
Silence: Reports from the Sessions of the International War
Crimes Tribunal founded by Bertrand Russell (London:
Penguin, 1971), 19 ; Dorothy Fosdick, ed., Staying the
Course:
Henry M. Jackson and National
Security (Seattle: University of Washington Press, 1987),
190.

Anexos

ANEXO 1

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Monografias.com

El imperio romano

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Tribus americanas

ANEXO 2

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Anexo 3

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Carlos Magno

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Imperio Carolingio

ANEXO 3

Monografias.com

Cristobal Colon

Monografias.com

Los pueblos americnos

ANEXO 4

Monografias.com

La polvora

Monografias.com

El cristianismo

ANEXO 5

Monografias.com

Los reyes católicos

Monografias.com

El papa Alejandro VI

ANEXO 6

Monografias.com

Fotografía de la Masacre de
Wounded Knee

Monografias.com

El Rey Felipe II

ANEXO 7

Monografias.com

La Llegada de los Europeos

Monografias.com

La llegad delos europeos

ANEXO 8

Monografias.com

Napoleon Bonaparte

Monografias.com

Lenin

ANEXO 9

Monografias.com

El ALCA

Monografias.com

E.E.U.U.

ANEXO 10

El ataque a Pearl Harbor

Monografias.com

Monografias.com

ANEXO 11

Monografias.com

El imperislismo

Monografias.com

El capitalismo

 

 

Autor:

KarlaCarreño

BARQUISIMETO, JUNIO 2012

Partes: 1, 2
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